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  • 31 May 2023
  • 09:05
  • SPR Informa 6 min

En las gradas se encuentra realmente el fútbol

En las gradas se encuentra realmente el fútbol

Por Maximiliano Tenorio Rojas

El tráfico inicia desde muchos kilómetros atrás incluso hasta en ciudades a la redonda del estadio, las banderas ondean, los tambores suenan, los cánticos corean, ya se ven ánimos por ver a su equipo campeón, está a punto de celebrarse la final del balompié mexicano, siendo el fútbol el deporte con mayor cantidad de aficionados en el mundo. Una afamada anécdota cuenta que la FIFA tiene más aliados que la ONU, existen países a los cuales no les interesa formar parte de las 193 naciones que conforman la ONU, pero sí de las 211 naciones aliadas a la FIFA.

Aquí todo se concentra en el campo de juego, pero realmente al voltear a las gradas es donde realmente está el fútbol. Durante todo el cuento parece que lo importante ocurre en el terreno de juego, en la vida del entrenador y los jugadores, pero eso sólo es parte del espejismo; el ingrediente que sostiene la aventura vive en segundo plano todo el tiempo como lo es la afición y todo lo demás solo es “dinero, dinero y dinero”.

La demanda presencial, por consumo de pago por ver transmisiones en vivo, televisión, internet, radio, retransmisiones, organizaciones promocionando sus productos a través de patrocinios, organizaciones vendiendo sus productos a equipos, ligas o atletas, propietarios de estadios obteniendo beneficios por los encuentros, que venden publicidad o asientos, gobiernos que  impulsan para atraer turismo, o que buscan llevar a cabo una campaña, empresas de apuestas deportivas, medios de comunicación que brindan noticias deportivas. 

Pero realmente este negocio no es ningún problema, aunque indirectamente afecta los derechos de los consumidores pero la gente realmente lo disfruta; ir hacia el estadio entre amigos, con la pareja o en familia, ver estallidos de colores, bufandas, camisetas, gorras, algunos meditativos, otros mordiéndose las uñas, otros discutiendo tácticas, otros bebiendo y riendo, van a liberarse de la anestesia del día a día, van a participar en una ficción de sufrimientos, iras, insultos y euforias que los convierten en alguien distintos a quienes son durante la semana y es que la gran diferencia de ir al bar o quedarte en casa es emocional, ya que se alude a un sentimiento, sufrimiento, pasión, ilusión, alegría, adrenalina, nervios y otro tanto a la lealtad, a la tradición, a la fe en el equipo, a la fidelidad.

Actualmente es incomprensible muchas veces el sobreprecio y reventa de boletos en los estadios, es entendible que el precio oficial de ellos es variable dependiendo capacidad del estadio, talento, la trayectoria, presencia equipo visitante, día en que se juega el partido, horario o tipo de retransmisión, PIB per cápita, rivalidad, fase del torneo, pero los equipos se vuelven cómplices en la reventa masiva de entradas que en una final van de 8 hasta 10 veces más el precio oficial.

El principal elemento distorsionador es el mercado secundario, en el que la gente compra y vende las entradas sin límites y sin control, la venta oficial te permite máximo comprar 4 boletos por persona pero encontramos plataformas que se hace pasar por intermediarios y no revendedores que cuentan con boletos hasta cuando todavía ni si quiera se encuentra la venta abierta al público en general, todo esto está monopolizado por grandes redes mafiosas de revendedores de forma física y plataformas como StubHub y Viagogo que funcionan con la anuencia del gobierno.

Las redes de revendedores de boletos acaparan, encarecen y nada los frena por falta de leyes pero el tema es como consiguieron tantos boletos si la venta solo es de máximo 4 entradas por evento y ni si quiera es una competencia sana de ventas secundarias porque bajo las influencias que ya tienen estas redes es imposible que alguien más pueda competir así que tienen una posición dominante en el mercado, lo que les permite ejercer un mayor control sobre la oferta y los precios de los boletos, aunque ni si quiera sea el mercado oficial de venta de boletos, son redes donde todos parecen estar coludidos.

Ahora bien, ¿la reventa de boletos es legal? De acuerdo con el artículo 33 de la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos de la CDMX:

“Queda prohibida la venta de boletos en la vía pública y alterar el precio en el que se ofrezcan en la taquilla. De igual manera queda prohibida la reventa.” La Ley de Cultura Cívica indica que la reventa de boletos de cualquier tipo de evento se castiga con 25 a 36 horas de arresto, y una multa de 30 días de salario mínimo.

Sin embargo, aunque la reventa sí es castigada por la ley, esta tiene que ocurrir de manera física e infraganti, o de lo contrario no hay algún delito que perseguir. Pero los mismos policías son los que forman parte de esta misma red,  no se encuentro tipificada en el código penal, además esta sanción solo se encuentra en la CDMX, en ningún punto se habla de la reventa de manera virtual y la sanción resulta desequilibrada para el gran negocio que conlleva, hay un vacío legal tremendo pero el mismo negocio millonario limita a que los mismos legisladores impulsen alguna reforma o que las autoridades hagan lo propio tal como sucedió en 2018 cuando la comisión federal de competencia económica inicio una investigación sobre la realización de prácticas monopólicas relativas a la distribución y comercialización automatizada de boletos pero nunca se dio a conocer el resultado de ella y ni la ley federal de protección al consumidor regula cuestiones como la variación de precios por parte de intermediarios.

El gran problema es la dificultad para seguir la trazabilidad de esas entradas, que pueden llegar a ser revendidas en cinco o seis ocasiones diferentes, existen formas y caminos de evitar esto mediante regulaciones y el apoyo de la tecnología blockchain. Cada entrada sería nominativa y estaría digitalizada. Cada operación quedaría registrada y repercutiría en un royalty para el equipo, pero los intereses millonarios son primero y después de los derechos de los consumidores.