Claudia Goldin, tiene un doctorado en economía, es profesora en la Universidad de Harvard y este año ha sido galardonada con el Premio Nobel de Economía por su trabajo de investigación en el que habla sobre las fuentes de la brecha salarial de género.
Recabar datos de más de 200 años de historia de los Estados Unidos, le permitió demostrar cómo las diferencias en los ingresos, así como las tasas de empleo entre hombres y mujeres, han cambiado con el tiempo.
La publicación elaborada por Goldin se titula “Carrera y familia: el viaje centenario de las mujeres hacia la equidad” de acuerdo con la Academia, esta investigación demostró que la participación de las mujeres en el mercado laboral no ha ido en ascenso, sino que más bien ha sido como una “u”, ya que la participación laboral de las mujeres disminuyó con la transición de una sociedad agraria a una industrial a principios del siglo XIX, pero aumentó de nuevo con el surgimiento de las actividades de servicios a principios del siglo XX.
Este comportamiento lo explica Goldin como un resultado del cambio estructural y la evolución de las normas sociales relativas a las responsabilidades de la mujer en el hogar y la familia.
Aunque su estudio se enfoca en los Estados Unidos, esta irregularidad se repite a nivel mundial, en el caso de México, datos del INEGI del 2022 demostraron que en un período de tres meses un hombre gana $10,204 más que una mujer, lo que representa una diferencia 13% más alta a la que existía en 2020.
De acuerdo con el INEGI, las diferencias salariales entre hombres y mujeres se hacen más grandes según la edad de las mujeres, el nivel de escolaridad e incluso, con el número de hijos que la mujer tiene.
Goldin señala que un factor importante para este fenómeno son las decisiones educativas, las cuales tienen un impacto a largo plazo en nuestra vida y se vienen tomando una edad relativamente temprana.
En este sentido, señala que “si las expectativas de las mujeres jóvenes están formadas por las experiencias de generaciones anteriores (por ejemplo, sus madres, que no volvieron a trabajar hasta que sus hijos crecieron), entonces el desarrollo será lento”.
Habrá para quienes se esté señalando lo obvio, pero les sorprendería la cantidad de personas que me ha tocado escuchar negando la existencia de una brecha salarial de género entre hombres y mujeres; ahora un premio nobel de economía respalda esta realidad.
Es importante recalcar que hay situaciones que atraviesan especialmente a las mujeres en su planificación profesional, resaltando entre ellas, por ejemplo, la maternidad ¿cuándo hemos visto que se le cuestione a un hombre sobre su planificación familiar para considerarlo o no en un puesto laboral o académico?
Para las mujeres esto se vuelve rutinario, nunca he estado en una entrevista en la que no me pregunten si estoy soltera, si estoy embarazada, si tengo hijos, si pienso tenerlos, si es así cuándo querría tenerlos, si cuando llegase a tener hijos pienso seguir trabajando, y la lista sigue.
La igualdad salarial, y en general en el campo laboral, entre hombres y mujeres es algo hacia lo que deberíamos aspirar como sociedad, recordando que no porque no lo logres percibirlo en tu círculo cercano no quiere decir que no exista.
Apoyar a las mujeres en el ámbito laboral, educativo y con recursos financieros, es un ganar-ganar para la activación económica, y considero que es de gran importancia alentar a nuestras niñas y jóvenes para que sientan la libertad de planificar su vida profesional.
Goldin es la tercera mujer en obtener el Premio Nobel de Economía, pero la primera en conseguirlo de forma individual, y por la temática que aborda, su logro se convierte en un gran reconocimiento que se siente extensivo a todas las mujeres del mundo.