La semana pasada se realizaron las elecciones en el Estado de México. Gran parte de las propuestas para la solución de problemáticas giraban en torno a la inseguridad, el desempleo y movilidad. En esta ocasión complementaré la lista de problemáticas viendo un origen histórico en ellas.
El Estado de México se erigió el 4 de octubre de 1823, después de la caída del Primer Imperio Mexicano. La inestabilidad política después de la caída del Imperio habrían apresurado al gobierno provisional y al Congreso Constituyente a aprobar el Acta Constitutiva de la Nación Mexicana con el proyecto de Ramos Arizpe y Stephen Austin, inspirado en la Constitución Norteamericana.
Esta Constitución federalista necesitaría una sede para los poderes federales, que sería el Distrito Federal, dicho territorio fue la Ciudad de México, que también era el asiento de los poderes de la Provincia de México, antes Nueva España. Este territorio fue extirpado del Estado de México a través de la Ley Constitucional del 18 de noviembre de 1824.
El artículo 80 de esta ley constitucional determinó: “El Congreso del Estado de México y su Gobernador puedan permanecer dentro del Distrito Federal todo el tiempo que el mismo Congreso crea necesario para preparar el lugar de su residencia y verificar la traslación”.
Los poderes del Estado de México tuvieron que preocuparse por buscar una sede para sus autoridades, antes que reorganizarse a través de una Constitución. Por eso, la Constitución del Estado de México, promulgada el 14 de febrero de 1827 y publicada el 26 de febrero del mismo año, fue la penúltima en aprobarse dentro del nuevo consorcio de Estados de la naciente Federación Mexicana.
El Distrito Federal quedaría solo como sede de los poderes federales. Mientras que años más adelante, del propio Estado se crearían los Estados de Guerrero, Morelos e Hidalgo, dejando aún más pequeño e incomunicado el territorio del Estado.
Particularmente la relación entre el Estado de México y la Ciudad de México fue de coordinación durante el porfiriato y durante todo el siglo XX con el régimen de partido único.
No obstante, con la transición a la democracia, aparecieron nuevos retos para estas dos entidades. El cambio de Departamento de Distrito Federal a Distrito Federal y la elección de su Jefe de Gobierno a finales de siglo XX cambiaría la relación con el poder ejecutivo y con el vecino Estado de México. Qué Estado de México, Ciudad de México y gobierno federal fueran de distintos partidos des-coordinó en algunos aspectos el Valle de México.
Así como el aumento de población y el desplazamiento de población hacia el Estado de México sin la construcción de infraestructura y movilidad necesarias para albergar a esa población. Abrumando a los municipios mexiquenses con problemáticas propias de una ciudad pero con presupuesto municipal y un diseño territorial del siglo XIX.
Hoy en día el gobierno del Estado transita al mismo partido del gobierno federal y abre una oportunidad para revisar el esquema territorial y coordinar entre las distintas autoridades del Valle de México en beneficio de los ciudadanos, tomando en consideración el origen histórico de dicha problemática.