Las fuertes lluvias que azotaron el sudeste brasileño desde la primera semana de mayo provocaron graves inundaciones en al menos 425 municipios de Rio Grande do Sul, así como Porto Alegre, capital de ese estado. Además, hay cerca de un millón 500 mil personas afectadas.
De acuerdo con información de la Defensa Civil de Rio Grande do Sul, actualizada al 8 de mayo, las precipitaciones han dejado 425 municipios y 1 millón 476 mil 170 personas afectadas. Asimismo, 163 mil 420 habitantes han sido desalojados, 67 mil 428 se encuentran en refugios, y hay 374 personas heridas y 130 desaparecidas.
En el transcurso de cuatro días cayó la lluvia esperada para toda la temporada, lo que especialistas atribuyen a efectos del cambio climático acentuados por el retroceso en la legislación ambiental. Por otro lado, expertos señalan que la devastación también se debe a la falta de mantenimiento del sistema de aguas construido en 1960.
Respecto a la primera causa, la oposición acusó al gobernador de ese estado, Eduardo Leite, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de modificar 480 puntos del Código Ambiental durante el 2019, en materia de flexibilización de requisitos y autocertificación para la concesión de licencias ambientales. Cabe señalar que estas modificaciones se aprobaron a los 75 días de haber llegado al poder.
En su momento, ambientalistas criticaron esta medida como el desmantelamiento de décadas de avances en protección ambiental en un país que alberga el 65% de la selva Amazónica. Además, particularmente el cambio climático ha afectado el estado de Rio Grande do Sul con sequías, ciclones y temporales.
Aunado a esto, el ultraderechista Jair Bolsonaro, durante su mandato presidencial (2019-2022), aprobó decretos que favorecieron la agroindustria y la minería, y con ello la deforestación, por encima de las tierras indígenas de la Amazonía, reservas que históricamente se han encargado de la conservación del ecosistema selvático.
Por otro lado, de acuerdo con Gean Paulo Michel, profesor del Instituto de Investigaciones Hidráulicas (IPH), por sus siglas en portugués, de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (UFRGS), en entrevista para O Globo, la falta de mantenimiento en el sistema de aguas sumó a la tragedia.
El sistema, construido en 1960, está conformado por 68 kilómetros de diques que corren de norte a sur. También lo componen muros de contención, compuertas y bombas que protegen la ciudad; así como 44 kilómetros de diques internos para contener los arroyos, pues cabe señalar que Rio Grande do Sul es un estado esencialmente hídrico. Sin embargo, este sistema, que tiene la función de contener los ríos Gravitaí y Jucuí, colapsó.
En los próximos días se esperan lluvias, granizos y vientos de hasta 100 km por hora en el sur de Brasil y se espera que los niveles del rio Guaíba no bajen hasta dentro de diez días, a pesar de que se encuentra superado.