Aguilar Camín y los presagios de su despedida

“Momentos políticos excepcionales piden conductas públicas excepcionales”, comienza Héctor Aguilar Camín un manifiesto que hace poco envío a diversos intelectuales. Podríamos pensar que, por la forma grandilocuente de esta frase, el director de la revista Nexos se refiere a unos “momentos políticos excepcionales” como los que vivió este país con el asesinato de Colosio o el Error de Diciembre, ambos en 1994, pero no. 

El manifiesto escrito por el escritor pretende juntar los esfuerzos de la intelectualidad de derecha entorno a Xóchitl Gálvez. No sé si sentir pena o risa. Dice Camín: “nunca me había parecido tan necesario definirme públicamente a favor de una candidatura que representa la opción por la democracia, frente a otra que representa una regresión autoritaria”. 

Se me quedó el ojo cuadrado con esta frase, francamente no la entiendo. La entendería si estuviéramos viviendo momentos de verdadera definición, como los vividos por los conservadores que fueron a buscar a Maximiliano a Europa, después del triunfo de Juárez. Bueno, se entendería la desesperación, pero hoy los conservadores controlan los medios de comunicación más poderosos del país y tienen muchos aliados en las clases medias y acomodadas. La cosa es que son incapaces de responder a la nueva dinámica política que ha instaurado Andrés Manuel. 

Es decir, Camín y sus amigos responden a una lógica de protección de los intereses de una clase oligárquica en decrepitud. No aceptan que los tiempos son otros y que, aunque les pese, el presidente les ha ganado todas las partidas desde 2018, por eso quieren propagar entre la población una narrativa de catástrofe, intentando desesperadamente incidir en la elección de junio. 

Pero estos intelectuales nunca han entendido la lógica del mexicano, sus sueños, sus miedos, sus derrotas, sus alegrías; y mucho menos conocen las motivaciones de los pobres de este país, que serán los que decidan la elección. Su manifiesto va a ser un fracaso.

Pero además, como el más audaz estratega político que es, Aguilar Camín presentará este manifiesto el próximo domingo 19 de mayo, el mismo día que Claudio X. González llama a marchar en la capital mexicana para mostrar el apoyo popular (sic) que tiene Xóchitl. 

Además, estos intentos de unificar a la intelectualidad de derecha, hacen evidente que algo está pasando en nuestro país. La clase intelectual oligarca que llevaba decenas de años acomodada en los cómodos salones de la revista Letras libres, Nexos, y otras, así como en el antes Conacyt y en la UNAM, hoy sienten que algo les pica, que algo les incomoda, y entonces se ponen de pie y en movimiento porque no todo es lo que era y su reinado se está terminando. 

Es hora, sí claro que lo es, de que esta clase intelectual rancia y defensora de los intereses de unos cuantos, abandone el patíbulo desde donde descabezaron mucho tiempo muchas ideas de izquierda, y den paso a la construcción de una intelectualidad dinámica, sin abolengo, sensible al dolor social; una intelectualidad crítica del capitalismo y del consumismo, preocupada por el medioambiente, por la distribución de la riqueza, y por todo lo humano.

Mientras tanto, estamos asistiendo al ocaso de una clase intelectual que reinó con el PRIAN, y que hoy se aferra a no desaparecer. No me quiero ir, señor Stark. Ya veremos el próximo domingo quienes firma y que recepción tiene este manifiesto de derecha.

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A propósito: Este manifiesto me hizo recordar otro manifiesto, éste producto del encontronazo ideológico que tuvo lugar en el II Congreso de la Comunidad Cultural de Latinoamerica en 1967, en nuestro país, organizado por Rulfo, Revueltas y Pellicer. Todo iba bien hasta que se supo que Germán Arciniegas (una especie de Aguilar Camín de aquel tiempo) fue invitado, a pesar de su relación estrecha con Estados Unidos. La noticia provocó un enfrentamiento entre los escritores revolucionarios porque había un ambiente polarizado entre los que apoyaban las intervenciones militares de EU en América Latina y los que se oponían a esa política. 

Los revolucionarios, en voz de Mario Benedetti, emitieron un manifiesto donde declararon que “no se puede pretender que un escritor de izquierda integre la misma comunidad con las oligarquías nacionales, o sea omiso frente a los desmanes del enemigo.” 

Camín: aquéllos momentos de revoluciones e intervenciones militares gringas sí eran momentos políticos excepcionales que pedían conductas públicas excepcionales… Estos que tú aludes no. No exageres.