• SPR Informa
  • SPR Informa
  • SPR Informa
  • SPR Informa
  • SPR Informa
  • https://www.sprinforma.mx/noticia/el-descenso-autoritario-estadounidense-y-la-migracion-como-enemigo-simbolo-y-herramienta
  • 11 Jun 2025
  • 20:06
  • SPR Informa 6 min

El descenso autoritario estadounidense y la migración como enemigo, símbolo y herramienta

El descenso autoritario estadounidense y la migración como enemigo, símbolo y herramienta

Por Ernesto Ángeles .

Las protestas pro migrantes desatadas en California y extendidas a otras localidades de Estados Unidos se han convertido en un problema diplomático para México, en un dolor de cabeza financiero, así como en el pretexto ideal para Trump de redoblar su esfuerzo en controlar política, policial y militarmente al país que gobierna; sin embargo, este evento no es un hecho aislado, sino que es el preámbulo del fin del Estados Unidos que se conocía y promocionaba a nivel internacional: un país democrático, con garantías y libertades, con igualdad y demás slogans de su política exterior, las cuales, aunque no fueran del todo ciertas, al menos guardaban las apariencias. 

Ahora, Estados Unidos está en un proceso de descarada conversión hacia un gobierno tecno-fascista, oligárquico y autoritario, en donde las empresas de tecnología y sus productos juegan un papel central, ya sea para atrapar migrantes, rediseñar las instituciones del Estado o preparar al país para la siguiente guerra. Y tal como es sabido, una de las cosas que caracterizan a los regímenes autoritarios es la intolerancia a la oposición, a lo diferente; este elemento es imprescindible en la narrativa unilateral del autoritarismo, al punto que se vuelve parte de la identidad política, la cual necesita encontrar enemigos, ya sea dentro o fuera de sus territorios, reales o imaginarios. 

Y dado que el supuesto peligro que representan los migrantes para Estados Unidos es un pretexto electorero y nada creíble, ¿Cuál es el lugar real que ocupa el tema de la migración para la administración de Donald Trump? ¿Qué objetivos se esconden detrás de la militarización del tema migrante?

Para comenzar, la migración se interseca con tres prioridades del proyecto de Trump: la reingeniería político-institucional (un Estado centralizado de tintes autoritarios), la transformación sociocultural (el cristianismo blanco) y la economía excepcionalista (la depredación de aliados, rivales y pobres en pos de la supervivencia, el crecimiento económico y el mantenimiento de las élites). Este pensamiento se condensa claramente en el documento llamado “Proyecto 2025”, el cual es una hoja de ruta política ultraconservadora que escribió la Heritage Foundation por si Trump ganaba las elecciones en 2024. 

Entre los elementos más destacados del proyecto 2025 se encuentran:

  • El despido masivo de decenas de miles de funcionarios públicos, utilizando la figura legal “Schedule F” para reemplazarlos por personas leales al presidente.
  • La centralización del poder en la figura presidencial, debilitando el sistema de contrapesos del Congreso y los tribunales.
  • La derogación de políticas progresistas sobre diversidad, equidad, aborto, derechos LGBTIQ+, cambio climático, y control de armas.
  • La eliminación o transformación de agencias como el Departamento de Educación, y el desmantelamiento de regulaciones medioambientales.
  • El uso de fuerzas del orden y del ejército en tareas migratorias y de orden interno.
  • Una ocupación ideológica del Estado: todo funcionario deberá alinearse con una interpretación ultraconservadora de los valores cristianos y del excepcionalismo estadounidense. 

Como puede notarse, el proyecto en el que se cimenta la agenda política de Trump es un plan autoritario, proteccionista, excepcionalista, racista y etno-cultural; sin embargo, la cosa no es tan simple como eliminar la migración y a los migrantes, dada su importancia económica, sino que forma parte de una política que ha existido desde mucho antes con demócratas y republicanos, pero que con Trump se radicalizó y amenaza con volverse totalitaria.

Históricamente el verdadero interés del capital estadounidense ha sido regular la migración de forma funcional a sus necesidades económicas: Demanda de mano de obra barata, desorganizada y sin derechos; necesidad de compensar déficits demográficos en ciertas regiones; así como una herramienta de presión para precarizar al conjunto de la clase trabajadora a través de una reserva de fuerza de trabajo. En este contexto, cerrar parcialmente la migración y crear un régimen de excepción legal para quienes ya están permite mantener ese esquema de explotación y profundizarlo: el objetivo no es eliminar al migrante, sino gobernarlo, invisibilizarlo y usarlo como herramienta de presión laboral.

Sin embargo, para Trump y el proyecto 2025 el problema no es solo económico, sino demográfico y político: se anticipa que Estados Unidos será un país con mayoría no blanca hacia 2045, lo que representa una amenaza a la hegemonía cultural y política de los blancos, por lo que hay un plan para limitar la llegada de migrantes, reducir el poder electoral de esas poblaciones (a través de reformas al censo, leyes de supresión del voto o deportaciones masivas); así como redefinir quién pertenece a la nación, no solo en términos legales, sino culturales, lingüísticos y religiosos; para muestra el interés de Trump de eliminar la ciudadanía por nacimiento.

Lo anterior también se suma a la intención del trumpismo de “restaurar los valores tradicionales estadounidenses” y “proteger la identidad nacional”, por lo que su administración busca restringir la migración como un acto de “autodefensa cultural”. Desde esa óptica, limitar la migración se convierte en una estrategia de seguridad nacional, no solo en el sentido militar, sino en términos de homogeneidad cultural, autoridad estatal y control del territorio. El Proyecto 2025 articula esa lógica con propuestas para militarizar la frontera, usar herramientas tecnológicas de vigilancia (como las de Palantir), y facilitar deportaciones masivas mediante un Estado de excepción jurídico -tema del que ya escribiré en el siguiente artículo-.

Y por supuesto, también existe un interés puramente instrumental y político-electoral, por lo que el discurso antimigrante funciona como un dispositivo de cohesión ideológica para la base conservadora blanca, rural o evangélica y una forma de distraer del malestar económico real (inflación, precariedad) culpando a “los de afuera”.

En otras palabras, la migración es el símbolo del enemigo interno y externo a la vez y perseguirla es una forma de afirmar la identidad de la “América real”. Esto va más allá del interés económico o de seguridad, sino que es un gesto de reafirmación simbólica del poder blanco-cristiano-estadounidense ante una realidad internacional que lo desafía. Trump no busca eliminar la migración como fenómeno, sino gobernarla de forma funcional al capital, a su hegemonía cultural y a su lógica de poder geoestratégico; es así como el Proyecto 2025 y el trumpismo no representan una ruptura radical con la historia migratoria del país, sino su endurecimiento autoritario bajo nuevas condiciones: crisis global, declive imperial, y emergencia de nuevas formas de racismo tecnopolítico.

Por último, es menester señalar que en este escenario los riesgos no sólo vienen de parte de Trump y los republicanos, sino que también los demócratas han usado a los migrantes como moneda de cambio, así como herramienta electoral y económica; por lo que es muy probable que los migrantes también sean usados por los demócratas para golpear a Trump e incendiar los ánimos, tal como ya pasó en su primera administración y el movimiento Black Lives Matter; por tanto, países como México deben actuar con cautela y realismo frente a ambas fuerzas políticas, las cuales ven en México y en los migrantes una pieza más de sus planes y no como aliados, hermanos o lo que sea que el discurso romántico de ocasión promueva.