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  • 08 Jul 2025
  • 18:07
  • SPR Informa 6 min

Un monumento al cinismo

Un monumento al cinismo

Por Diego Camacho Larrea

Cuando leí la noticia no supe qué me sorprendía más: que Benjamín Netanyahu propusiera a Donald Trump para el Nobel de la Paz o que ese mismo hombre, responsable de arrasar al pueblo palestino, se atreviera a hablar de paz.

El “pacifista” Netanyahu lanzó su nominación el mismo día en que dijo que planea encerrar a 600 mil gazatíes en un gueto disfrazado de ciudad “humanitaria”. Ese campo de concentración quedaría bajo control israelí y quienes vivan allí solo podrían salir para emigrar, mientras Israel avanza en su viejo sueño de apropiarse de la “tierra prometida”, territorio que nunca le perteneció y que ha tomado con el beneplácito de Estados Unidos.

Que Netanyahu se crea con autoridad moral para hablar de paz resulta indignante, que proponga a Trump revela la complicidad que siente del mandatario estadounidense, quien tras sendos bombardeos puso fin a la respuesta de Irán contra los abusos permanentes de Israel. Aquella “paz” llegó tras doce días de fuego, pero no fue paz hasta que peligraron los intereses israelíes y el conflicto amenazó la vida de los aliados de Washington en medio oriente.

Lo más grave no es solo la hipocresía con la que se pronuncia la palabra paz, sino la normalización internacional del castigo a unos sí ya otros no. Israel bombardea hospitales, cafés y universidades y  cuando alguien se atreve a denunciarlo, se le acusa de antisemita. Esa etiqueta, manipulada de las formas más atroces,  se ha convertido en un escudo para justificar crímenes que, de cometerlos cualquier otro país, ya habrían provocado sanciones, bloqueos o incluso invasiones.

Tal vez, si Trump mereciera un premio sería al de la “paz israelí” o al de la negligencia,  galardón que autoriza a Israel para bombardear Irak, Líbano, Irán o Catar sin que pase nada a Netanyahu y su gente por el contrario garantizando la estabilidad de quien oprime. Veamos algunos resultados de esa protección:

  • 57 mil 418 palestinos asesinados 
  • 136 mil 261 heridos
  • 714 mil desplazados
  • 470 mil personas muriendo de hambre 

 

Todo ello bajo la mirada permisiva de Occidente. Así que, sí: que Donald Trump ganara el Nobel de la Paz sería la consagración del mundo que habitamos, un mundo que no hace nada para defender a Palestina. Pero bueno, si Kissinger lo ganó, ¿qué podría ya sorprendernos? Ya de paso démosle a Netanyahu una ovación, y para terminar levantemos un monumento al cinismo.