Otorgan Premio Nobel de Medicina a científicos por desarrollo de vacuna contra COVID-19

El Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, otorgó este 2 de octubre del 2023 el Premio Nobel de Medicina a Katalin Karikó y Drew Weissman por su desarrollo de la vacuna de la COVID-19 basada en ARN mensajero. Con Karikó, suman 13 las mujeres que han recibido el Nobel de Medicina.

Los científicos de Hungría y Estados Unidos contribuyeron con sus investigaciones a salvar miles de vidas durante la pandemia pues aportaron descubrimientos innovadores para la comprensión de cómo interactúa el ARNm con nuestro sistema inmunológico.

Una vez declarada oficialmente la pandemia en 2020, las vacunas enfrentaron un enorme desafío para la medicina por la velocidad de la propagación del virus, cuestión que obligó a los investigadores a trabajar a contra reloj, fue entonces que diseñaron dos modelos de inyección de ARNm las cuales presentaron un 95% de efectividad contra el virus.

En diciembre de ese mismo año se empezaron a suministrar las vacunas, y casi tres años más tarde se han administrado más de 13 mil millones de dosis en todo el mundo.

"La tecnología también se puede utilizar para administrar proteínas terapéuticas y tratar algunos tipos de cáncer”, menciona el comunicado oficial de la Asamblea Nobel. 

Se trata, pues, de un descubrimiento que ha cambiado por completo la visión del mundo científico respecto a las vacunas, y que abre la puerta a nuevas vías para luchar contra las actuales y futuras amenazas a la salud pública.

pero ¿Quién es Katalin Karikó?

Nació en 1955 en la ciudad húngara de Szolnok, donde ella y su familia vivieron en una casa de adobe sin electricidad ni agua potable, sin embargo, en una entrevista en la revista Lifestyle Magazine declaró: “Tuve una infancia feliz, teníamos comida sobre la mesa y una familia amorosa”.

Años más tarde centró su doctorado en biología molecular y el ácido ribonucleico mensajero (ARNm) en la Universidad de Szeged, donde trabajó como becaria posdoctoral.

En 1995 la Universidad de Pensilvania no renovó su contrato como profesora e investigadora por lo que Karikó no podía ni disponer de un laboratorio propio. Además, cuando buscó financiación para sus investigaciones, no lo obtuvo.

Pasaron muchos años para que la técnica del ARN mensajero para generar vacunas fuera aprobada y aceptada con una gran herramienta, sin embargo, actualmente gracias a su alta eficacia se han iniciado casi dos centenares de ensayos clínicos utilizando la técnica del ARN mensajero para combatir enfermedades infecciosas como el zika, VIH, dengue, cáncer y malaria.

Dos mentes brillantes se encuentran

Antes del internet, las revistas que publicaban los artículos científicos llegaban a los institutos, donde tenían que ser fotocopiadas para ser leídos por todos los investigadores. Justo en el cuarto de la fotocopiadora en la Universidad de Pensilvania fue donde Karikó conoció a Drew Weissman. Intercambiaron un par de frases sobre sus líneas de investigación y acordaron comenzar una colaboración académica sobre la interacción de los diferentes tipos de ARN con el sistema inmunológico.

Fue en 1998 cuando Karikó y Weissman comenzaron a realizar experimentos juntos, él era experto en células dendríticas, que capturan moléculas de microbios y se las presentan a otras células del sistema inmunitario para establecer una mejor defensa y Karikó en la producción in vitro de moléculas de ARN.

Durante décadas Katalin Karikó recibió una negativa tras otra para financiar sus experimentos, pero, gracias a su perseverancia, su mente crítica y su pasión por la ciencia, logró transformar el paradigma y colocar los reflectores sobre el ARN mensajero, méritos que la han llevado a ser galardonada con el premio Nobel de Medicina y Fisiología 2023, junto a Drew Weissman.

INSPIRA KARIKÓ A NIÑAS genio mexicanas

Katalin Karikó es una de las científicas que inspiran a Estrella Salazar, una niña genio mexicana que, a sus 18 años, cursa la carrera de Ingeniería en Biotecnología en la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM), y desde los 16 años, realiza una Estancia Académica en el Departamento de Ingeniería Biomédica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) con un enfoque en neurotecnología:

“Ella me inspiraba, no solamente por la contribución que hizo, sino también porque me encanta una de sus frases ‘Si lo que hacemos diariamente, si nuestro trabajo aporta o mejora la vida, al menos de una persona habremos tenido éxito’, esta frase transmite el verdadero objetivo de la ciencia: apoyar a la humanidad”.