En los últimos días las redes sociales se llenaron de mensajes sobre la importancia de la salud mental, esto a raíz de unos desafortunados comentarios hechos dentro de un reality show.
Tengo que admitir que me dio gusto ver a mucha gente pronunciándose respecto a la importancia de cuidar nuestra mente y exigiendo respeto para las personas que padecen de algún diagnóstico que afecta su salud mental.
Todos sabemos que la salud es un derecho, el artículo 4 de la Constitución Mexicana dice que, toda persona tiene derecho a la protección de la salud, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, esta se define como un estado completo de bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
La realidad es que cuando pensamos en salud normalmente dejamos de lado la importancia de la salud mental, siendo que esta es la base de un bienestar integral.
Repasando esto, también vino a mi mente otro caso que se ha vuelto relevante en estas semanas y es el de la gimnasta olímpica estadounidense Simone Biles, quien fue duramente criticada en los Juego Olímpicos de Tokio 2020 al decidir no participar en cinco finales de eventos por equipo.
Después supimos que el motivo por el que decidió no participar en dichas actividades fue porque estaba sufriendo de twisties, un bloqueo mental que hace que las gimnastas pierdan la noción de su posición en el aire, lo que puede resultar en que su caída sea peligrosa y afecte su integridad física.
Simone Biles regresó a la gimnasia participando en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde se llevó 3 medallas de oro, 1 de plata y nos dejó un mensaje claro sobre la importancia de darle prioridad a la salud mental.
De acuerdo con cifras del INEGI correspondientes al 2021, el 19.5% de la población femenina en México sufre de depresión; a nivel mundial, el 5.1% de las mujeres sufren de depresión, en contraste con un 3.6% de los hombres; y, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, ser mujer implica tener más probabilidades de padecer ansiedad y depresión.
En el libro The Stressed Sex: Uncovering the Truth About Men, Women, and Mental Health, se destaca el hecho de que las mujeres, además de tener índices más elevados de trastornos mentales que los hombres, presentan también síntomas más graves e incapacitantes.
La adopción generalizada de una perspectiva masculina como una perspectiva neutra ha contribuido a que el abordaje de la salud de las mujeres esté sesgado, a falta de una perspectiva de género en la atención de la salud mental, se dejan de lado importantes factores que afectan de manera diferenciada a las mujeres.
Entre estos factores encontramos dos tipos: los factores biológicos y los factores sociales. Por el lado biológico tenemos por ejemplo la cuestión hormonal, embarazo, menopausia; mientras que en lo social, encontramos la interiorización de los roles de género, normas sociales sobre cómo debemos ser, sentir y comportarnos las mujeres, y la sobrecarga o doble turno generado por las responsabilidades asignadas en el hogar.
En ocasiones, los múltiples roles de la mujer, la falta de recursos, no tener a quien encargar el cuidado de los hijos o la imposibilidad de faltar al trabajo, impiden que se priorice hacer tiempo para buscar terapia o acompañamiento que refuerce nuestra salud mental.
Por esto la importancia de abordar la salud mental con una perspectiva de género, de no juzgar a quien decide tomarse una pausa para cuidar de su salud mental y de no opinar sobre el diagnóstico de alguien más.
Es momento de reconocer estos factores que afectan de forma diferenciada a las mujeres, hablar sin tabús sobre la salud mental es el primer paso, así como reconocer que es igual de importante que la salud física: la salud mental importa.