La obra más más controvertida de Duchamp lleva por nombre “Fuente”, que no es más que un urinario. Cuenta la leyenda que fue una broma de Duchamp ante un jurado en el que también participaba. Nadie iba a creer que este urinario pasaría a la historia.
Duchamp rompió reglas con su arte conceptual. Su arte de estudio incluso fue digno de nuestro Premio Nobel de Literatura Mexicano: Octavio Paz, escribió “Apariencia desnuda” en la que, en términos estéticos describe la obra de Duchamp. Para Paz, la obra del dadaísta Duchamp figura como una revolución en el arte y es digna de estudio por las pinturas en sí, por la obra, por la representación ideológica que conlleva: es decir, de una crítica a lo ya representado, un no existir de lo ya representado, lo que cae, inevitablemente en un vacío.
“Apariencia desnuda” nos sugiere una no-existencia, un vacío representado con la palabra desnuda, es decir, que la obra no es solo lo que vemos, lo que la apariencia nos da, sino que expresa ambigüedad: lo que parece ser al mostrarse la obra desnuda, con lo cual nos encontramos con una situación aún más compleja.
Paz comienza su ensayo con una metáfora del movimiento. Una relación entre la obra de Picasso y Duchamp. Mientras el primero pinta su obra en movimiento, el segundo representa una estática, con lo cual ya podemos observar que en este tiempo detenido, hay algo que no existe, es decir, un vacío.
Octavio Paz continúa en su descripción de Duchamp: es un pintor de ideas, aclara, “por eso nunca cedió a la falacia de concebir a la pintura como un arte puramente manual y visual”. Y aquí podemos constatar que Duchamp más que una representación artística visual, también tenía deseos de hacer una revolución ideológica, y como él mismo menciona, más enfocado a una crítica de escritores que de pintores. Nombre Valdebenito comenta que Duchamp “hace de la crítica su negación creadora” y, comenta que la novia es una idea que se destruye continuamente a sí misma, y cada vez que se manifiesta, se niega otra vez: quedando en la nada.
Y en este orden, Duchamp juega con sus obras y juega con los espectadores. Su obra está basada en las obras teatrales de Brisset, quien forma juegos de palabras y equívocos como si fuera una gran comedia representado en objetos. Dichos objetos de la modernidad, como son las máquinas, los describe como “agentes de destrucción”, pues la repetición de ellos mismos los hace predecibles en cuanto a su utilidad, por ello, Duchamp se ríe de este concepto utilitario que se le ha dado al arte, comentando que le gustan las máquinas impredecibles.
Y con ellas representa la naturaleza misma del hombre: la contradicción, y por ello niega una y otra vez sus obras, se niega y se contradice, quedando en la negación o la disolución incluso de su obra misma. Duchamp menciona “el elemento hilarante no hace más humanas a las máquinas pero las conecta con el centro del hombre, con la fuente de su energía: la indeterminación, la contradicción”.
En la obra ready make, busca objetos cuya forma sea el arte mismo. Y en esta parte, hay una profunda crítica de Duchamp hacia la representación de otras obras, pues esas obras buscan formar impresiones y sentimientos que Duchamp describe como actos insignificantes. Así también busca las repeticiones de las mismas, pues esto devalúa la obra.
Duchamp defiende la forma más allá de la impresión o el sentimiento que pueda representar, busca despojar al objeto de su significado y una vez desprovisto de significado, tengamos un objeto inservible, vacío, neutro.
Una vez el objeto despojado del significado, el espectador no podrá contemplar la obra, no tendrá sentimientos ni emociones, y entonces surgirá como menciona Duchamp “la belleza de la indiferencia”, y de esta manera, la libertad.