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  • 09 Nov 2023
  • 08:11
  • SPR Informa 6 min

Sexo y Tecnología

Sexo y Tecnología

Por Ernesto Ángeles .

Cuando se piensa en la relación entre la tecnología y la sexualidad, usualmente se suele imaginar  robots sexuales autónomos, – muy probablemente debido a la influencia de Hollywood – ; aunque, en realidad, tal producto sería el pináculo “final” en una relación histórica que data desde mucho tiempo atrás; una relación en donde la tecnología, al formar parte del sistema social, impacta la forma en la cual las personas mantienen relaciones sexuales con otras y consigo mismos, ya ni se diga su impacto en las relaciones afectivas y emocionales.

Además, al encontrarnos actualmente en medio de un proceso de transformación tecnológica en donde la posibilidad de crear robots sexuales con algún tipo de autonomía no están tan alejada, surgen una serie de preguntas y preocupaciones sobre el futuro de la sexualidad y las relaciones humanas, algunas de las cuales se presentarán a continuación:

Históricamente la tecnología ha tenido un impacto en la humanidad, sus relaciones y organización; desde la invención de la rueda, hasta los semiconductores, la tecnología ha acompañado diversos cambios de la humanidad como parte intrínseca de la sociedad y no como un agente externo.

Pese a que la influencia sistémica de la tecnología ha sido constante histórica, desde el siglo XX su desarrollo se aceleró, especialmente a partir de la segunda mitad de este siglo; esto conllevó, entre otras cosas, a que la capacidad de adaptación y regulación de la sociedad no pudiera empatar la velocidad de la tecnología; aunque esto no impidió que la intermediación de la tecnología siguiera afectando a las relaciones sociales: desde las relaciones de poder hasta las relaciones sexo-afectivas.

En este proceso, la (poca) atención que se le ha dado a la influencia social de la tecnología suele centrarse en la política, administración social o la economía, dejándose de lado áreas como la sexualidad. Además, el caso de la sexualidad es aún más complicado debido a que conlleva límites sociales en sí misma, por lo que pese a que es evidente el impacto de la tecnología en la sociedad, resulta bastante difícil su análisis y cuantificación.

La historia de la sexualidad y la tecnología data desde hace bastante tiempo atrás, cuando la tecnología, falta de su sustento científico, era simplemente la técnica, por lo que se manifestaba en áreas como el esculpido, tallado o modelado de juguetes sexuales hechos de materiales tan distintos como madera, roca, huesos u órganos animales, mas tarde se incluiría la tela y otros materiales compuestos.

El desarrollo histórico de la tecnología, una vez dotada de su carácter científico, conllevó su respectivo uso sexual, en muchos casos generándose mercados multimillonarios como el de la pornografía, en un principio a modo de panfletos, revistas y otro contenido impreso; hasta desembocar en las grandes plataformas, sitios web y productoras y facilitadoras de contenido sexual a gran escala.

Si tomamos en cuenta la tecnología que está en su infancia,  pero que en algunos años es muy probable que extienda su influencia en la sexualidad y sus distintos mercados,como la realidad virtual, es posible categorizar la relación sexo-tecnología:

Primero estarían las relaciones sexuales humano-humano intermediadas por la tecnología, tal como sucede con el caso de apps de citas y encuentros, intercambio de contenido sexual multimedia, plataformas de exhibicionismo y hasta juguetes sexuales físico-digitales

Por otro lado está el caso de las relaciones sexuales humano-tecnología, tal como pasa con los chatbots de inteligencia artificial, muñecas/os sexuales, personajes de realidad virtual/aumentada/mixta, así como los robots  androides sexuales.

También existe la posibilidad de un punto intermedio, en donde la relación sexual escale a humano-tecnología-humano.

En lo que corresponde a las relaciones humano-humano intermediadas por la tecnología, se trata del campo con más historia, aunque los efectos todavía no han sido estudiados a profundidad. Mientras que las relaciones humano-tecnología apenas están apareciendo, por lo que muchos de sus productos aún son poco usados y consumidos a nivel masivo, cosa muy contraria del primer caso.

En general, alrededor de la relación tecnología-sexo se han desatado una serie de debates y confrontaciones sociales, tradicionalmente entre grupos conservadores y progresistas; mientras que desde hace unas décadas también se han sumado al debate voces feministas, colectivos LGBTQIA+, aceleracionistas; entre otros.

Entre las preocupaciones que existen sobre la relación tecnología-sexualidad resaltan:

  • El riesgo de la cosificación humana, especialmente en el caso de las mujeres, ya que el mercado de la tecnología sexual está eminentemente dirigido hacia los hombres heterosexuales. Este punto no sólo abarca a la pornografía, sino que también incluye a las plataformas, las apps y diversas formas de pornografía.
  • Asociado al punto anterior también está la cuestión del consenso, ya que en el caso de muñecas y robots sexuales no hay necesidad de éste, lo que podría significar el reforzamiento de una conducta sexual violenta y abusiva.
  • También está la cuestión de la soledad y el aislamiento social, esto principalmente atañe a las relaciones humano-máquina, aunque también se asocia al mundo de los sitios web, apps y plataformas; esta preocupación se extiende también en la administración pública, ya que casos de sociedades altamente tecnológicas como Japón muestran signos alarmantes de declive en las tasas de natalidad.
  • Otra preocupación está asociada a la cuestión afectiva y el desarrollo de diversos estadios mentales causados por la interacción tecnológica, sobre todo aquellos en donde la relación es humano-tecnología.
  • Asimismo está el problema del fortalecimiento de estereotipos raciales y la reproducción de relaciones de dominación.
  • También resaltan las preocupaciones sobre la desintegración de la estructura familiar y otras instituciones sociales.

 

Y tal como sucede con cualquier producto, la tecnología sexual tiene diferentes limitantes, una de ellas es el costo de producción; asimismo están las limitantes tecnológicas, las cuales evitan que cierto tipo de tecnología sea realidad, tal como los robots sexuales autónomos, sobra añadir que debido a esto, es probable que falten décadas para que estos sean una realidad.

Este tema es sólo otra muestra de la urgente necesidad de una revisión académica de diversos principios que, al menos nominalmente, rigen a la sociedad, tal como la democracia, el poder o la sexualidad; sin embargo, para que esto sea posible, es necesaria una fuerte inversión en educación que vaya mucho más allá de las aulas y salones de conferencias.