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  • https://www.sprinforma.mx/noticia/la-infancia-en-la-era-del-algoritmo
  • 31 Jul 2025
  • 08:07
  • SPR Informa 6 min

La infancia en la era del algoritmo

El 30 de julio el ministerio de comunicaciones de Australia anunció que el país prohibiría a jóvenes de menos de 16 años el crear cuentas en YouTube e interactuar a través de ellas, la medida pertenece una ley que Australia promulgó en diciembre del año pasado, mejor conocida como la Online Safety Amendment; dicha norma establece la necesidad de prohibir a jóvenes de menos de 16 años el crear cuentas en plataformas de redes sociales como X, Instagram, TikTok, Snapchat y Facebook, con el fin de proteger a sus infantes de “algoritmos depredadores”; y aunque la ley en un principio no consideró incluir a YouTube, este mes eso cambió. 

De acuerdo con la ministra de Comunicaciones de Australia, Anika Wells, el gobierno quiere “que los niños sepan quiénes son antes de que las plataformas asuman quiénes son”. Este intento de proteger a las infancias de la influencia de las redes sociales, sus algoritmos y las dinámicas sociales de sus espacios digitales no sólo está sucediendo en Australia, sino que es una tendencia extendida a nivel mundial, la cual abarca a países como Estados Unidos, Francia, Alemania, Noruega e Italia. 

Las restricciones varían según el país: van desde prohibiciones legales, como en Australia o en algunos estados de EUA; hasta esquemas basados en el consentimiento parental, como en Francia o Noruega, o simples recomendaciones sin carácter obligatorio, como en Países Bajos.

Si bien las medidas atienden un objetivo urgente, prioritario y necesario, las estrategias usadas trasladan buena parte de la responsabilidad hacia madres, padres y adolescentes, mientras que, en menor medida hacia las redes sociales, cuyo negocio de la negatividad y el sensacionalismo no se toca directamente, sino que se establecen controles que podrían ser violados. 

Asimismo, resulta reveladora la declaración de impotencia de los Estados frente a las empresas digitales, ya que, aunque al día de hoy no se duda del impacto y la influencia negativa de las redes sociales hacia la mente y las emociones humanas, tal como lo declaran,  los Estados sólo buscan cuidar a un sector de la población durante un tiempo, el suficiente para que las personas puedan ser productivas; sin embargo, una vez cumplido ese plazo, éstas quedarán expuestas y sin protección a sistemas tecnológicos que no solo comprometen su bienestar personal, sino también las bases de la vida social, la libertad y la democracia.

Por tanto, este es un paso importante para reconquistar nuestra mente, tiempo, criterio y atención; sin embargo, este apenas es un pequeño paso en un esfuerzo mucho más amplio y complejo, el cual requiere cuestionar el modelo económico y cultural que sostiene a estas plataformas, exigir responsabilidades reales a las empresas que lucran con la adicción digital y construir espacios tecnológicos verdaderamente centrados en el bienestar humano y no en la maximización del tiempo de pantalla o el tráfico de datos personales.