México rumbo al Mundial 2026: infraestructura, equidad y el legado de una visión social

México se encuentra en una coyuntura histórica al prepararse como una de las sedes del Mundial 2026, un evento de escala global que conlleva enormes exigencias logísticas, urbanas, deportivas y sociales. Como país con una tradición futbolística profundamente arraigada, México ha organizado anteriormente los Mundiales de 1970 y 1986; sin embargo, el contexto actual es distinto. Las demandas contemporáneas implican no solo estadios modernizados, sino también ciudades conectadas, espacios públicos dignos, infraestructura deportiva accesible y un legado que beneficie a la población más allá del evento. En este panorama, la gestión de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum ha jugado un papel relevante al impulsar una visión integral de infraestructura deportiva y urbana que busca atender necesidades históricas, reducir desigualdades y convertir el Mundial 2026 en una oportunidad para el desarrollo social.

A pesar de ser una potencia futbolística en términos de afición, México ha enfrentado durante décadas un déficit significativo en infraestructura deportiva de calidad, especialmente en zonas marginadas. La distribución desigual de espacios públicos, la falta de mantenimiento en canchas deportivas, la carencia de instalaciones accesibles y el deterioro urbano en diversas ciudades han limitado el acceso de millones de personas a actividades físicas y recreativas.

En muchas regiones del país, el uso del deporte como herramienta social se ha visto frenado por la ausencia de políticas públicas sostenidas. Las instalaciones existentes suelen tener problemáticas como iluminación deficiente, pisos deteriorados, falta de sanitarios, riesgos de seguridad o inexistencia de equipamiento adecuado. Asimismo, la planeación urbana ha privilegiado la expansión vehicular, dejando en segundo plano espacios recreativos esenciales para la convivencia comunitaria.

Rumbo al Mundial 2026, estos retos se hicieron más visibles, especialmente considerando que México debía garantizar estadios renovados, movilidad eficiente, condiciones adecuadas para el turismo, así como infraestructura segura y moderna en zonas aledañas. La falta de conectividad peatonal, transporte público insuficiente, desigualdad territorial y la ausencia de proyectos de impacto comunitario se perfilaban como obstáculos a superar antes del evento.

A partir de la confirmación de México como sede del Mundial, se puso en marcha una serie de proyectos a nivel nacional y local. La estrategia ha estado centrada no solo en la renovación de estadios, sino también en la mejora de la infraestructura urbana y deportiva comunitaria. La visión planteada considera al deporte como un derecho y como un eje para la construcción de bienestar social.

Uno de los elementos más destacados ha sido la implementación del llamado “Mundial Social México 2026”, una propuesta que busca descentralizar los beneficios del evento e impactar no solo a las ciudades anfitrionas, sino también a comunidades de todo el país. A través de este programa, se impulsan torneos nacionales, actividades culturales, rehabilitación de espacios deportivos públicos y proyectos de convivencia comunitaria destinados a reforzar el tejido social.

De igual forma, la preparación para el Mundial ha motivado inversiones en infraestructura de movilidad: modernización de transporte público, mejoramiento de vialidades, accesos peatonales, recuperación de espacios públicos alrededor de los estadios y reordenamiento urbano. En el caso de la Ciudad de México, la renovación del Estadio Azteca  obras de accesibilidad, ampliación de zonas de servicio, mejoras estructurales y adecuación para estándares FIFA representa uno de los ejes centrales del proyecto.

Estas estrategias responden no solo a requisitos internacionales, sino también a las necesidades históricas de urbanización, movilidad y equidad territorial que la población mexicana ha demandado por años.

En los últimos años, México ha avanzado en la construcción y rehabilitación de infraestructura vinculada al Mundial. Algunos de los logros más relevantes incluyen:

1. Renovación de estadios emblemáticos

El Estadio Azteca, sede de partidos históricos de los Mundiales de 1970 y 1986, se somete a una de sus remodelaciones más importantes con el objetivo de cumplir con las exigencias contemporáneas de FIFA. Entre las mejoras destacan la modernización de accesos, ampliación de servicios, adecuaciones estructurales y la creación de zonas especiales para turistas, medios de comunicación y aficionados internacionales.

2. Rehabilitación masiva de espacios deportivos locales

Uno de los avances más visibles ha sido la recuperación de cientos de canchas deportivas, parques públicos, gimnasios al aire libre y espacios recreativos en distintas entidades. Estas intervenciones buscan garantizar que el Mundial no sea un evento aislado, sino un detonador que mejore la infraestructura disponible para la ciudadanía.

3. Mejoras en movilidad y transporte público

La conectividad ha sido otro componente fundamental: se han ampliado rutas de transporte, mejorado estaciones, reforzado seguridad y creado infraestructura peatonal y ciclista que facilite el acceso a zonas mundialistas. Estas acciones no solo beneficiarán a los visitantes del torneo, sino también a la población local en su tránsito cotidiano.

4. Proyectos de impacto social y comunitario

El “Mundial Social” impulsa torneos barriales, festivales culturales, clínicas deportivas, programas juveniles y jornadas comunitarias que promueven la participación social. Su intención es garantizar que los beneficios del evento lleguen a sectores que históricamente han quedado excluidos.

La figura de la ex Jefa de Gobierno y hoy Presidenta Claudia Sheinbaum ha sido determinante para articular una visión moderna e integral de la infraestructura deportiva en México. Durante su gestión en la Ciudad de México y posteriormente en el ámbito nacional, ha impulsado políticas públicas que conciben el deporte como una herramienta de igualdad, salud y convivencia.

1. Visión de deporte como derecho social

Sheinbaum ha subrayado en repetidas ocasiones que el acceso al deporte no debe ser un privilegio, sino un derecho fundamental. Desde esta perspectiva, su administración ha favorecido inversiones para que las colonias, barrios y comunidades cuenten con instalaciones dignas que fomenten estilos de vida más saludables.

2. Creación y fortalecimiento de organismos especializados

Durante su mandato en la Ciudad de México fortaleció el Consejo del Deporte (INDEPORTE), con el propósito de garantizar programas permanentes, impulsar eventos comunitarios y asegurar mantenimiento continuo de instalaciones públicas.

3. Impulso a la infraestructura comunitaria

Su enfoque ha sido claro: el Mundial no debe dejar un legado efímero. Por ello, el énfasis no se centra únicamente en los estadios, sino en la construcción de canchas, parques, gimnasios urbanos y espacios que la ciudadanía puede usar cotidianamente.

4. Integración entre deporte, movilidad y espacio público

La modernización deportiva ha sido acompañada por proyectos urbanos como corredores peatonales, transporte eficiente, mejoramiento de banquetas, alumbrado, seguridad y accesibilidad universal. Este enfoque integral resalta la importancia del deporte dentro del desarrollo urbano sustentable.

La gestión de Sheinbaum ha sido reconocida por su visión social, su planificación estratégica y su intención de que las obras no queden abandonadas tras el evento, como ha ocurrido en otros países sede de competencias internacionales.

El camino hacia el Mundial 2026 representa para México una oportunidad única de transformar espacios, reducir desigualdades y consolidar un modelo de infraestructura deportiva que responda realmente a las necesidades de la sociedad. Aunque los desafíos siguen siendo considerables  mantenimiento a largo plazo, distribución equitativa de recursos, sostenibilidad, participación ciudadana , los avances registrados muestran que es posible concebir un Mundial que deje un impacto positivo y duradero.

El trabajo impulsado por  la Presidenta Claudia Sheinbaum apunta hacia esa dirección: una apuesta por la equidad, el deporte social, la mejora urbana y el bienestar comunitario. Su visión permite imaginar un país donde los beneficios del Mundial no se agoten en los noventa minutos de un partido, sino que permanezcan en forma de canchas rehabilitadas, parques seguros, transporte eficiente y comunidades fortalecidas.

En síntesis, los retos han sido grandes y complejos, pero los logros alcanzados colocan a México en un camino prometedor hacia un evento mundialista que no solo celebre el fútbol, sino también el futuro de sus ciudades y de su gente. El legado del Mundial 2026 será tan valioso como la capacidad del país para convertir este momento histórico en una plataforma de transformación profunda y sostenible