El 3 de junio de 2025, Corea del Sur vivió una jornada electoral marcada por el recuerdo de la crisis política iniciada durante las primeras semanas de diciembre de 2024. Los resultados de esta elección muestran un acercamiento del país asiático a ideas progresistas. El pasado 3 de diciembre, el expresidente Yoon Suk-yeol, miembro del partido conservador Poder Popular, instauró la ley marcial, alegando la intromisión de fuerzas comunistas al interior del partido que gozaba de la mayoría parlamentaria: el Partido Demócrata de Corea del Sur. El decreto prohibió toda actividad política, proscribió la libertad de expresión y limitó el derecho de huelga. Esta medida, en términos reales, buscaba aventajar un bloqueo legislativo en materia de presupuesto y evitar una investigación por corrupción en contra de Yoon Suk-yeol y su familia (especialmente en contra de su esposa, Kim Keon-hee). La propuesta de ley marcial de 2024, medida no invocada en Corea del Sur desde 1980, fue desestimada por la Asamblea Nacional, que la derogó un par de horas más tarde en una votación en la que 190 asambleístas, de manera ecuánime, votaron en contra del decreto del Ejecutivo. Todos los partidos de la oposición y algunas facciones del Poder Popular se opusieron a la medida de Yoon Suk-yeol.
El 4 de abril, la Corte Constitucional de Corea del Sur, integrada por ocho jueces, destituyó por unanimidad al entonces presidente Yoon Suk-yeol por su intento de imponer la ley marcial. Durante los seis meses posteriores a la decisión de la Corte, Corea del Sur vivió en un estado cuasi permanente de crisis política, caracterizado por las múltiples denuncias en contra del presidente interino (después de la destitución de Yoon, Han Duck-soo ocupó de forma interina la presidencia) y la confluencia de tres presidentes interinos en un período de seis meses (Han Duck-soo, Choi Sang-mok y Lee Ju-ho). La crisis política terminó generando una amplia participación en las elecciones y un voto de castigo contra el candidato conservador.
Las elecciones del pasado 3 de junio se celebraron anticipando los comicios previstos para marzo de 2027. A estas votaciones se presentaron ocho candidatos, de los cuales los dos principales eran los miembros del Poder Popular(conservador) y del Partido Demócrata de Corea del Sur (liberal). Es importante señalar que desde 1948, el sistema político surcoreano se ha constituido como un bipartidismo no institucional, no declarado y sin estructuras partidarias monolíticas. Sin embargo, al interior de su sistema político, son dos las tendencias que han acompañado la vida política surcoreana: liberales y conservadores. Estas dos tendencias han logrado conquistar el Ejecutivo en catorce ocasiones, aun cuando el nombre de los partidos políticos postulantes ha cambiado con excesiva regularidad. Con la victoria del pasado martes, Lee Jae-myung se convirtió en el decimocuarto presidente de Corea del Sur y en el sexto miembro de la facción liberal en lograr una victoria en los comicios presidenciales. Lee Jae-myung logró reunir 17.2 millones de votos, equivalentes al 49 % de la votación, frente a Kim Moon-soo, que consiguió 14.3 millones de votos y el 41 % de la elección.
Durante su vida, Lee Jae-myung ha pasado por diversas labores. Durante su infancia trabajó como obrero; posteriormente se recibió como abogado especialista en derechos humanos. Fue alcalde de Seongnam (2010-2018), gobernador de Gyeonggi (2018-2021) y miembro de la Asamblea Nacional (2022-2025). En 2024, Lee Jae-myung sobrevivió a un intento de asesinato cuando fue apuñalado en el cuello en la isla de Gadeok. En 2022, se presentó como candidato del Partido Demócrata, pero fue derrotado por Yoon Suk-yeol por un margen inferior al 0.75 % de la votación. En esa elección, Lee obtuvo 47.83 % de los votos, mientras que Yoon logró 48.5 %. En comparación con la elección de 2025, Lee Jae-myung obtuvo 16.1 millones de votos en 2022, lo que indica apenas un crecimiento de 1.1 millones de votos en tres años; sin embargo, la candidatura del Partido del Poder Popular se redujo en 2.3 millones de votos en ese mismo período. Diversos analistas señalan que la victoria del Partido Demócrata fue posible gracias a un voto de castigo contra el partido de Yoon Suk-yeol, que terminó impactando la candidatura de Kim Moon-soo. Entre las propuestas de Lee Jae-myung se encontraban fortalecer las relaciones diplomáticas con China y Corea del Norte, impulsar el uso de energías renovables y fortalecer la legislación respecto a derechos laborales. Mientras tanto, su principal contrincante, Kim Moon-soo, político ultraconservador, estaba a favor de la reducción de impuestos, mantener la disuasión nuclear frente a Corea del Norte y reducir los gravámenes sobre las ganancias corporativas.
En términos geográficos, es posible notar que las provincias del occidente surcoreano apoyaron la candidatura de Lee Jae-myung y del Partido Demócrata, mientras que las provincias del oriente se inclinaron por la candidatura de Kim Moon-soo. Esta división en los votos está ligada a la organización estructural interna de Corea del Sur. El oriente surcoreano se caracteriza por tener zonas donde la exclusión y la marginación son mayores, cuenta con una población más receptiva a la implementación de derechos civiles y de justicia social, es más favorable a políticas de conciliación con Corea del Norte y presenta una mayor apertura a la distribución del ingreso y al apoyo a los campesinos. Por otro lado, el occidente surcoreano presenta particularidades que lo hacen más proclive al voto conservador. Por ejemplo, durante la dictadura de Park Chung-hee (1963-1979), líder del Partido Democrático Republicano (conservador), hubo una fuerte concentración de inversiones en el este de Corea del Sur, específicamente en Gyeongsang, provincia a la que Park pertenecía, así como en las ciudades de Ulsan y Busan (ciudades centrales en la política de industrialización de los conservadores). También es posible señalar que el perfil del votante en el oriente surcoreano busca políticos cuyo discurso otorga centralidad a temas como la seguridad nacional, el desarrollo de la iniciativa privada, el crecimiento económico y, en términos diplomáticos, posturas menos conciliadoras con Corea del Norte.
Con esta elección se logra una afinidad entre el Ejecutivo y el Legislativo surcoreano, lo que posibilitará el avance de los proyectos de Lee Jae-myung al interior de la Asamblea Nacional. No obstante, este resultado implica la apertura de una serie de tensiones con el gobierno de Donald Trump. Aunque Lee Jae-myung no es un crítico audaz de la política de Trump, ha señalado en campaña la necesidad de renegociar el costo de la instalación de bases militares de Estados Unidos en Corea del Sur, la urgencia de adoptar una postura más receptiva frente a China y la importancia de llevar una relación menos beligerante con Corea del Norte. La elección de este martes transforma las relaciones geopolíticas en Asia-Pacífico. Aunque Trump no ha perdido un aliado en la región, no encontrará en Lee Jae-myung el carácter conservador y autoritario que representaba Yoon Suk-yeol. Aunque todavía no está del todo claro, esta nueva elección también podría representar un alejamiento de Seúl respecto a Tokio y un acercamiento con Beijing.