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  • 06 Oct 2025
  • 20:10
  • SPR Informa 6 min

Claudia Sheinbaum: Un año de gobierno entre logros palpables y desafíos persistentes

Claudia Sheinbaum: Un año de gobierno entre logros palpables y desafíos persistentes

Por Diego Alberto Mendoza Díaz

El primer año de cualquier gobierno suele estar marcado por una mezcla de expectativas, ajustes institucionales y definiciones de rumbo. Para Claudia Sheinbaum, la primera mujer en asumir la presidencia de México, este inicio ha estado cargado de simbolismo, legitimidad política y una herencia directa del obradorismo. Sin embargo, también ha enfrentado desafíos estructurales que demandan mucho más que carisma o voluntad. A doce meses de su toma de protesta, es momento de analizar con sentido crítico y mesurado cuáles han sido los principales logros de su gestión, cuáles los retos aún pendientes, y qué horizonte se dibuja para los próximos años.

1. Disminución de homicidios y seguridad pública

Uno de los principales logros del gobierno de Sheinbaum ha sido la reducción de los homicidios dolosos a nivel nacional. Las cifras oficiales reportan una caída cercana al 25-30 % respecto al año anterior. Esta tendencia, si bien no resuelve todos los problemas de seguridad, representa un avance significativo en una de las áreas más críticas de la administración pública. Estados con altos índices de violencia han reportado mejorías, lo que ha sido utilizado por el Ejecutivo como prueba de la eficacia de su modelo de seguridad.

Este logro es relevante porque toca uno de los temas que más preocupan a la ciudadanía. Sin embargo, es importante considerar que la reducción de homicidios no significa necesariamente una percepción general de seguridad. Otros delitos como la extorsión, el robo o el secuestro siguen presentes, y en algunas zonas del país, la presencia del crimen organizado continúa siendo dominante.

2. Estabilidad macroeconómica y atracción de inversión extranjera

A pesar de los pronósticos de incertidumbre, el gobierno ha logrado mantener una economía estable. La inflación se ha contenido en torno al 3.5 %, el desempleo se mantiene bajo (alrededor de 2.7 %), y la inversión extranjera directa alcanzó niveles récord en el primer semestre de 2025, con más de 36 mil millones de dólares.

Además, se ha preservado un tipo de cambio estable y se han impulsado proyectos de infraestructura y reindustrialización bajo la estrategia de “nearshoring”. Esta combinación ha generado un entorno relativamente favorable para la economía mexicana, lo cual es un mérito en medio de un contexto global complejo.

3. Programas sociales con enfoque de inclusión

Sheinbaum ha puesto un fuerte énfasis en la política social. Nuevos programas como la Pensión para Mujeres Bienestar, las Becas Rita Cetina para jóvenes, y los apoyos directos a comunidades indígenas y afromexicanas han ampliado la cobertura de bienestar social. La inversión en medicamentos gratuitos, infraestructura hospitalaria y vivienda también ha sido destacada.

Este enfoque ha reforzado la imagen de un gobierno comprometido con los sectores históricamente marginados. Los programas sociales, además, contribuyen a la legitimidad política y social de la administración, aunque también han sido objeto de debate sobre su sostenibilidad fiscal.

4. Aprobación ciudadana y legitimidad política

Uno de los activos más fuertes de Sheinbaum en este primer año ha sido su nivel de aprobación ciudadana. Con índices que superan el 75 %, según diversas encuestas, la presidenta ha sabido consolidar su liderazgo político. Este capital simbólico le permite gobernar con amplio respaldo y emprender reformas o programas con menos resistencia política, al menos en el corto plazo.

Esta legitimidad también le ha permitido mantener la cohesión dentro de su partido y ejercer un liderazgo centralizado que, de mantenerse, podría facilitar la aprobación de iniciativas clave en los próximos años.

Retos estructurales aún pendientes

1. Crecimiento económico insuficiente y desigual

Aunque los indicadores macroeconómicos muestran estabilidad, el crecimiento del PIB —cercano al 1.2 % en términos reales— resulta insuficiente para atender de manera estructural las necesidades de una población en crecimiento. Más allá de las cifras agregadas, subsiste una gran desigualdad entre regiones, sectores y grupos sociales, no cabe duda que el camino de la política actual enfocada a disminuir la pobreza y la inseguridad atacando las causas, es la vía para mantener este desarrollo creciente, por que fueron mas de 30 años de desmantelamiento por parte del Estado neoliberal donde los que mas perdieron fueron las personas con menos recursos, impidiendo que incluso las empresas mexicanas crecieran y el apoyo a los pequeños empresarios, pequeños y medianos compitieran en un marco de desigualdad. Y aun falta mucho por hacer.

Por otro lado uno de los retos persistentes es que el crecimiento económico no ha sido necesariamente inclusivo. Algunas zonas urbanas han captado mayor parte de la inversión y los beneficios del nearshoring, mientras que las regiones del sur y muchas comunidades rurales siguen rezagadas. Este fenómeno plantea la necesidad de políticas de desarrollo regional con enfoque de justicia territorial.

2. Calidad de los servicios públicos

A pesar de la ampliación de la cobertura social,  y por el descuido de más de 30 años de deterioro a la inversión pública para construir las condiciones necesarias para establecer las bases de una vida digna para los mexicanos, observamos que aún persisten importantes deficiencias en la calidad de servicios públicos como la educación, la salud y la infraestructura básica. 

El esfuerzo de este gobierno tiene aún por reto  invertir aún más en la infraestructura educativa en todas las regiones, entendiendo que esto es una participación donde los  tres niveles de gobierno deben trabajar de la mano, desde el municipio hasta el gobierno federal toda vez que casi la mitad de las escuelas del país aún no cuentan con acceso a internet, y la falta de formación docente, materiales didácticos o condiciones dignas para la enseñanza sigue siendo un problema en muchas entidades.

En salud, aunque se ha avanzado en la distribución de medicamentos, algunas regiones aún enfrentan desabasto o falta de personal médico capacitado. La cobertura formal puede ir en aumento, pero si la calidad no mejora, el acceso efectivo sigue siendo limitado. 

3. Gobernabilidad y federalismo operativo

Un reto importante que enfrenta Sheinbaum es la articulación efectiva entre el gobierno federal y los estados. La gobernabilidad no solo depende de la presidencia, como lo comentamos en párrafos anteriores,  sino de una red de instituciones y actores locales que deben trabajar de manera coordinada. La fragmentación institucional, la disparidad de capacidades administrativas y los conflictos partidistas pueden obstaculizar la implementación de políticas públicas nacionales.

Asimismo, hay una demanda creciente por un federalismo más efectivo, que no dependa exclusivamente de la voluntad presidencial, sino de mecanismos institucionales que garanticen la corresponsabilidad de todos los niveles de gobierno.

4. Transparencia, rendición de cuentas y corrupción

Si bien el discurso presidencial ha insistido en la lucha contra la corrupción, aún persisten desafíos importantes en materia de transparencia, fiscalización y rendición de cuentas. La ciudadanía demanda cada vez más información sobre el destino de los recursos públicos, los criterios de asignación presupuestal, y los resultados concretos de los programas sociales y de infraestructura.

El fortalecimiento de organismos autónomos, auditorías independientes, plataformas de datos abiertos y mecanismos de participación ciudadana serán claves para evitar que la lucha contra la corrupción se reduzca a un eslogan.

5. Finanzas públicas y sostenibilidad fiscal

Uno de los desafíos más delicados es el manejo de las finanzas públicas. El gasto social y los proyectos estratégicos exigen una base sólida de ingresos. Aunque el gobierno ha prometido no aumentar impuestos, la presión sobre el presupuesto es creciente, especialmente ante el endeudamiento de Pemex, los subsidios energéticos y el déficit fiscal proyectado.

La sostenibilidad de largo plazo depende de una reforma fiscal progresiva, una mayor eficiencia del gasto y una política de deuda responsable. Si no se abordan estas cuestiones, los avances logrados podrían ser vulnerables frente a futuras crisis.

A un año de haber iniciado su mandato, Claudia Sheinbaum ha logrado consolidar una narrativa de transformación con base en algunos resultados concretos: mejora en seguridad, ampliación de programas sociales, atracción de inversión extranjera y alta aprobación ciudadana. Sin embargo, los retos estructurales siguen siendo complejos: desigualdad territorial, calidad de servicios públicos, sostenibilidad fiscal, gobernanza interinstitucional y fortalecimiento del Estado de derecho.

La presidenta cuenta con capital político suficiente para emprender reformas profundas, pero ese capital no es eterno. Lo que se haga en los próximos años definirá si su administración logra trascender como un verdadero proyecto de transformación estructural, o si sus logros se diluyen en la inercia de los problemas que por décadas han frenado el desarrollo del país.

En este punto, la oportunidad histórica está sobre la mesa. El reto, ahora, es convertir los avances en políticas duraderas, garantizar equidad más allá de la estadística, y construir un modelo de Estado que ponga a las personas —todas, sin excepción— en el centro de la acción pública.

El reto es mayúsculo, se han tomado buenas decisiones, y se ha demostrado un liderazgo digno de una herencia política que más allá de las simpatías. Pues claramente el rumbo del país es retomar la dignidad de las personas más desfavorecidas, pues se están haciendo cosas para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, dejando atrás el proyecto político neoliberal con esquemas de empobrecimiento, discriminación y explotación.