La semana pasada el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, anunció que habían alcanzado un acuerdo con China para mantener a TikTok en el mercado estadounidense, esto en el marco de la amenaza de bloqueo de la aplicación en Estados Unidos por considerarla una amenaza a su seguridad nacional.
En este sentido, el presidente Donald Trump celebró en Truth, su propia red social, que la reunión “había ido muy bien” y que se había logrado un acuerdo para salvar a la plataforma; no obstante, según el secretario del Tesoro, el pacto debe ser ratificado por China; pero ¿qué establece el acuerdo?
En el acuerdo se proyecta crear una nueva empresa con sede en Estados Unidos para operar TikTok; alrededor del 80 % de esta entidad estaría en manos de inversionistas estadounidenses cercanos a Trump, con la empresa Oracle por delante; mientras que ByteDance conservaría menos del 20 %. Asimismo, la junta directiva de la empresa contaría con siete miembros, seis de estos serían estadounidenses y el séptimo sería nombrado por ByteDance.
El núcleo del acuerdo se centra en el control del algoritmo de recomendación y la protección de los datos: Oracle se encargará de inspeccionar y reentrenar el algoritmo con datos estadounidenses antes de ponerlo en marcha y supervisará toda la plataforma. Por su parte, los datos de los usuarios norteamericanos se almacenarán en servidores operados por Oracle dentro del país; en este acuerdo el gobierno de EE. UU. tendría derecho a designar a un representante para vigilar el cumplimiento de las obligaciones de la compañía.
Por su parte, la Casa Blanca sostiene que este esquema convertirá a TikTok en una plataforma de “propiedad mayoritaria estadounidense” y asegura que la presencia de un representante del gobierno en la junta permitirá evitar que actores extranjeros manipulen el algoritmo. Aun así, la operación depende de la aprobación formal de las autoridades chinas, las cuales deben autorizar cualquier transferencia de tecnología estratégica, por lo que la amenaza de una prohibición total seguirá latente hasta que el proceso se complete.
Más allá del evidente triunfo de la diplomacia y el comercio, ¿Cómo se puede interpretar este acuerdo y cuáles pueden ser sus consecuencias a nivel mundial? Este acuerdo es parte de un proceso de normalización en las relaciones entre Estados Unidos y China, en donde, si bien ambos siguen viéndose como competidores estratégicos, no figuran como amenazas existenciales al estilo de la guerra fría, sobre todo por el profundo nivel de interdependencia mutua entre ambas potencias, por lo que un rompimiento total y abrupto no sólo dañaría profundamente a ambos países, sino a la economía global en su conjunto.
Por tanto, el acuerdo en torno a TikTok puede considerarse como un elemento de reequilibrio en el orden comercial y tecnológico, en dónde básicamente se están erigiendo límites soberanos y estableciendo pautas de competencia; por lo que, de concretarse el acuerdo, los ecosistemas digitales de EUA y China sufrirán una ruptura controlada y parcial, con un cierto nivel de cooperación e interdependencia, pero diseñado por controles políticos y no únicamente por decisiones comerciales.
El impacto de este acuerdo al interior de Estados Unidos no solo será comercial, sino que tendrá implicaciones políticas; por ejemplo, el tipo de temas y discusiones que se promuevan y toleren dentro del nuevo TikTok, en donde seguramente se impondrán controles para atajar el supuesto 'antisemitismo', que no es otra cosa que el rechazo al genocidio; además, el control algorítmico también ayudará a la promoción de la agenda cultural del trumpismo, por lo que es posible, al menos con TikTok en Estados Unidos, que ahora se promocionen agendas y valores conservadores a la par de otras tendencias, lo que en último sentido generaría una pugna con los demócratas o un éxodo masivo de usuarios a otras plataformas.
Asimismo, TikTok Estados Unidos entraría en la órbita de las agencias de inteligencia, seguridad y otras instituciones estadounidenses, justo como las otras grandes empresas de tecnología lo hacen, disminuyendo con eso la supuesta libertad que caracterizaba al internet emanado de Estados Unidos.
En lo que respecta al impacto de este acuerdo en la relación de Washington con Pekín, se espera que éste ayude a disminuir las presiones estadounidenses a su mercado de semiconductores y las limitaciones de exportación a China, por lo que es probable que en el futuro se anuncien menos prohibiciones a las compras de chips de China a empresas como Nvidia; lo que, en el mejor de los casos, también traería consigo una menor presión en el mercado de las tierras raras con el que China responde a las prohibiciones estadounidenses, impactando en el costo de productos de tecnología.
Más allá de las estimaciones positivas y optimistas, no debe olvidarse que China y Estados Unidos siguen en un escenario de competencia hegemónica, por lo que si bien este acuerdo disminuiría las presiones y ataques mutuos, también marcaría la oficialización de un divorcio de ecosistemas tecnológicos, lo que pondría una enorme presión a países no alineados tecnológicamente, ya que es probable que Estados Unidos aumente su presión a terceros países para que impongan restricciones a la tecnología china.
Por otra parte, este acuerdo también puede tener influencia en las relaciones tecnológicas entre países que, si bien no son grandes poderes mundiales, si representan potencias medianas o regionales como India, Rusia, la Unión Europea, Irán o Arabia, los cuales podrían emular parte del pacto en los requisitos para la importación de tecnología a sus países.
Existe también la posibilidad de que el acuerdo fracase, ya que el gobierno chino ha indicado que no permitirá la venta del algoritmo –considerado como tecnología estratégica-; si Pekín rechaza la transferencia o si el Congreso estadounidense determina que la desinversión no es completa, la ley vigente exigiría el bloqueo de TikTok en Estados Unidos, provocando la migración de millones de usuarios a otras aplicaciones y tensando aún más las relaciones bilaterales de China y Estados Unidos.
Más allá del desenlace de este acuerdo, resulta interesante que lo pactado entre China y Estados Unidos atiende diversas preocupaciones que comparten múltiples países a nivel mundial, tales como: la tenencia de datos en territorio nacional; la estructura de la junta directiva y sus decisiones; el entrenamiento algorítmico, su auditoría y prevención de riesgos en su funcionamiento… en fin, si no existiera la constante dependencia y amenaza de parte de Washington a otros países, así como la complicidad y sumisión de diversos gobiernos, este marco se volvería un mapa de navegación hacia la cibersoberanía para cualquier país dependiente de tecnología extranjera.