La Ciudad de México dio un paso ejemplar hacia el comercio justo, con la inauguración de la Tortillería de Maíz Nativo “Chicomecóatl” la primera de las que conformarán a la Red Centli. ¿Qué la hace tan especial? Primero, que la materia prima es comprada directamente a 66 productores de maíz nativo y agroecológico de Tlalpan, este comercio directo es un paso más hacia la utopía de justicia social para el campo.
Y precisamente, la Utopía Libertad es sede de este proyecto, que sin duda tendrá mucho éxito, puesto que al ser Iztapalapa el segundo municipio más poblado de México, con 1,835,486 habitantes, representa un punto clave de articulación entre la producción campesina y la demanda urbana.
La inauguración de la primera tortillería de la “Red Centli” se enmarca en la celebración del Día Nacional del Maíz, acompañada por la “Feria del Maíz y la Agrobiodiversidad”, del 26 al 28 de septiembre, organizada por la CORENADR, la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México y otras secretarías en el Monumento a la Revolución.
Durante el primer piso de la cuarta transformación, los esfuerzos institucionales se volcaron sobre reactivar la capacidad productiva del sector agropecuario, ahora el segundo piso en la Ciudad de México y a nivel nacional está apostando por estrategias que permitan solucionar la falta de canales de distribución y venta directa al consumidor; con iniciativas como Red Centli o Café para el Bienestar se avanza hacia un modelo de desarrollo rural priorizando a los productores como eje de las cadenas de valor.
En palabras de la jefa de gobierno, esta acción representa un esfuerzo por ruralizar la Ciudad, apuntalando la estrategia institucional de resignificar el campo y, con ello, revalorizar las funciones socioecológicas y productivas del Suelo de Conservación.
Este territorio concentra la riqueza biocultural y la producción agropecuaria de la CDMX, donde se cultivan 3,300 toneladas de maíz cada año, principalmente en las Alcaldías de Tlalpan, Xochimilco y Tláhuac. Con iniciativas como la Red Centli, se teje un puente necesario entre el campo y la ciudad, demostrando que el futuro de la capital también depende de la dignidad de sus campesinos.