Hay hechos que no se olvidan como lo ocurrido entre la noche del 30 y madrugada del 31 de enero de 2010 en Villas de Salvarcar, en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde 15 jóvenes estudiantes y deportistas, que se encontraban reunidos en un ambiente sano, fueron asesinados por el crimen organizado.
Hay palabras que no se olvidan como las declaraciones del entonces Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, que criminalizó a las juventudes al asegurar que los estudiantes de preparatoria y universidad fueron ejecutados porque eran integrantes de una pandilla.
Con ello quedó claro que la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón fue una estrategia de seguridad que, además de dispar los niveles de violencia letal en el país, estigmatizó a los jóvenes y transgredió el núcleo familiar.
Recobrar la pacificación del país no es tarea fácil, lleva años; es un proceso progresivo en el que se deben involucrar distintos actores y que requiere de políticas públicas bien canalizadas a los distintos sectores para logar la reintegración social.
En el país son alrededor de 37 millones de jóvenes que no rebasan los 29 años de edad quienes deben ser encaminados de manera productiva, impulsar su educación y desarrollo para evitar vacíos aprovechados por el crimen organizado para enrolarlos en sus filas como halcones, mulas o sicarios.
Parte de la estrategia de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para la pacificación del país está enfocada fundamentalmente en los jóvenes, rehabilitar espacios públicos y construir entornos seguros.
Para ello, la titular del Ejecutivo le dio toda la confianza a Abraham Carro Toledo, titular del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), para encabezar parte de la estrategia.
De este modo, Abraham Carro se ha convertido en un pilar de la doctora Sheinbaum para impulsar y promover el desarrollo integral de las y los jóvenes, con un rediseño del Imjuve que su titular dio para hacer más trabajo de campo y conocer las necesidades.
Desde el instituto se impulsó, en coordinación con otras dependencias, un programa que me ha parecido fundamental para promover la participación de los jóvenes.
Se llama Jornada Nacional de Tequios y tuvo gran participación a nivel nacional con un alcance de alrededor de 1 millón de jóvenes. Fueron jornadas de trabajo comunitario para mejorar los entornos y recuperar espacios públicos, así como impulsar acciones deportivas, culturales y artísticas.
No perdamos de vista al Imjuve ni a su director general, Abraham Carro, uno de los actores relevantes en la administración de la presidenta de México que sacudió la burocracia del instituto para hacerlo útil en la construcción de la paz.